lunes, 31 de agosto de 2015

viaje inesperado

De tan esperado a inesperado.
Después de año y medio comencé a dejar de pensar en este día. Creí que ya todo sería distinto, y lo es.
Cuando alguien desea algo con tanta intensidad, tarde o temprano llega. Mejor dicho, llega cuando debe llegar.. Y a veces en el momento mas inesperado.
Pasamos nuestros días planeando lo que va a ser de nuestra vida y, resulta que, la vida ya tiene planeadas cosas maravillosas para nosotros, sólo que a veces nos cuesta entender.
Sigo pensando que todo pasa por algo y todo nos hace aprender, aunque necesitemos caer y caer.


Mi viaje a Nueva Zelanda comenzó con un vuelo desde Barcelona, mi ciudad soñada, con la compañía aérea que se conoce como una de las mejores del mundo.. Y no es erróneo.
Desde el mensaje del piloto en un inglés con acento asiático, me di cuenta de que ya estaba saliendo de mi zona de confort. Fue difícil pedir la comida cuando no entendía ni una palabra de lo que me decían las tripulantes..Así que me limité a pedir lo mismo que mi acompañante, con la suerte de que era vegano así que la comida no me llenó demasiado.


La puntualidad y formalidad de estas aerolíneas es asombrosa. Vuelo perfecto.


ya mi ansiedad se empezaba a generar cuando visualizaba la ciudad de Singapur desde las nubes. Fue pisar tierra y comenzar la nueva aventura.
Con la ventaja de 12 horas de espera en el aeropuerto, pude dar un paseo por la urbe tan cosmopolita como diversa en cultura y lenguajes. Eso sí, las formalidades se mantienen siempre. Me llamó la atención cada movimiento de la gente, sus estructuras y su alienación.
Perder los documentos hizo borrar de mi mente todas las cosas asombrosas que estaba viviendo, de repente todo se venía abajo. Pero no me detendré en detalles.. Tuve la fortuna de estar en el sitio y momento adecuado y recuperar todo lo que había perdido, hasta mi fe en las personas.


Después de tantos nervios y preocupaciones, subir al avión para las 12 horas siguientes fue mi cable a tierra o, mejor dicho, al cielo. Y comprendí que algo distinto me esperaba, que nada sería igual, que ahora sí estaba sola.


Esa sensación de soledad y nostalgia fue desapareciendo mientras pisaba suelo Neozelandés. Me esperaba una nueva casa, con gente que no tuvo problemas en integrarme a su pequeño mundo y no dudó a la hora de apoyarme en todo momento.
Paso a paso transcurren los días y todo va cobrando forma. Ahora veo mi camino y veo lo que realmente tengo.. Mi nuevo hogar. Mi nueva familia. :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario