viernes, 22 de agosto de 2014

Y en un momento creciste

No es una decisión.
Nadie quiere abandonar la vida de sopas de la abuela,
Cuadernos de colorear vacíos y paredes que parecen imitaciones de un Kandinsky,
Desayunos domingueros en cama de papá y mamá,
Amigos jugando al carnaval en la vereda ( si es del vecino mejor).

Todos queremos permanecer en la infinita inocencia.
Donde hay monstruos debajo de la cama y no ladrones y asesinos baratos.
Donde hay príncipes y princesas de cuentos y no realezas del siglo pasado con la plata de qué se yo quien.

Abandonar la niñez, la juventud, los sueños que te mantenían a salvo de los incrédulos; es tirarte poco a poco los años encima, sin prestar atención ni disfrutar de los pequeños cambios que, al final, nos hicieron grandes.

Crecer es no limpiarte el beso de tu mamá en la mejilla y en su lugar corresponderle un abrazo.Pero es también ya decidir por uno mismo.
Es saber decir adiós (como dice Cerati), pero poder decir te quiero.

Crecer es madurar, es aprender, es descubrirnos y encontrarnos.
Aceptar que no todo es siempre como queremos,
Y que por lo que queremos siempre hay que pelear.
Crecer es no abandonar, ni esa juventud que nos moviliza a hacer locuras que nos hacen felices,
Ni nuestras convicciones y creencias.
Es saber que lo que nos cuesta siempre vale

Y que las mejoras cosas no se compran.

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