sábado, 29 de noviembre de 2014

Escucharse a uno mismo

Cuando nos lanzamos hacia alguna aventura, sea cual sea, creemos que estamos abiertamente preparados para recibir todo el conocimiento que de ella recibiremos. Y como en un principio estamos vacíos de experiencia, nos es difícil interpretar todo lo que pasa a nuestro al rededor. 
Personalmente, empecé mi viaje con una idea, unas metas, que poco a poco fueron cambiando precisamente por la simple razón de que no estaba viendo con claridad lo que realmente estaba sucediendo. 
En estos casi 5 meses que llevo en España, he aprendido tantas cosas que, en el momento, no supe valorar el proceso de aprendizaje. Tuve que aceptar que mis tiempos no eran los mismos que los que realmente necesitaba o lo que el destino me deparaba, y no en vano todo ese proceso llegó en el curso correcto. Y pude cultivar lo que hace tanto tiempo necesitaba trabajar: La paciencia.
Tuve oportunidad de trabajar en cosas que siempre quise hacer, como fue colaborar en un programa de radio, compartiendo experiencia con gente muy muy bonita que me llevaré siempre; verme dejando CV en historias que no conocía y aprendiendo a hacer cosas que siempre me negué a hacer, como fue vender pólizas de seguros llamando por teléfono a 30 clientes en una mañana, concertando citas y convenciendo de por qué debían escucharme a mí y no a otro para contratar un servicio que nadie había pedido; Luego volví un poco a mi terreno y conseguí trabajo en un bar, donde pensé que estaría más cómoda y resultó que tuve que, una vez más, poner la cara, aceptar y aprender a hacerme respetar y a no firmar cualquier papelito que me ponen en frente confiando en la buena fe de las personas. Como si mi estado de nervios no estaba llegando a su límite, me enfermé de una otitis casual que luego empeoró y se extendió varios días, rechazando el antibiótico y generando cuadros de alergia insoportables donde ya estaba comenzando a creer en la mala suerte.. Pero ahí me di cuenta.. que mi cuerpo hablaba por sí solo y que yo necesitaba escucharlo. 
Cuando todo lo que nos pasa podemos convertirlo en energía interior, ésta hace funcionar a nuestra mente con pensamientos que vienen de lo más noble que tenemos. Son nuestras intuiciones. Aparecen de cualquier manera para dirigirnos, guiarnos.
No pensé que cosas tan simples pudieran mostrarnos cosas tan complejas. Me encontraba en un lugar donde siempre quise estar, viviendo experiencias únicas por naturaleza, y no estaba prestando atención a los detalles.. O mejor dicho, estaba equivocada en lo que yo quería ver. Nos cuesta asumir que lo que queremos no es siempre lo correcto, o que las formas no se adaptan a nuestro contexto. 
Entonces estamos preparados conscientemente para hacer que empiece a fluir y generar las coincidencias que nos impulsarán hacia adelante. 
Hoy estoy trabajando para una ONG, intentando concienciar a la gente de que hay problemas que van más allá de nosotros, que hay otras realidades que no tenemos ni idea y que hay gente que necesita nuestra ayuda. Yo no sé si es el mejor o el peor trabajo, pero sé que me dejará muchas cosas nuevas y voy a seguir aprendiendo en el camino que me queda.
Cuando uno es consciente de los problemas de ese momento, se recibe una especie de dirección intuitiva sobre lo que debe hacer y sobre el punto a donde debe ir. Lo difícil en la vida no es encontrar respuesta a nuestras preguntas reales, lo difícil es encontrar dichas preguntas reales, las efectivas. 
Si hemos encontrado las preguntas adecuadas, las señales que debemos escuchar, las respuestas llegarán siempre. 


"Al final, todo saldrá bien. Y si no sale bien, es que todavía no es el final."

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