Sabemos que el deseo no se pierde jamás. Somos insaciables. Cuando llegamos a nuestro sueño y lo disfrutamos, comenzamos a desear otra cosa. Cuando vivimos un momento único, deseamos poderlo revivir, aunque sabemos que es irrepetible.
El deseo nos moviliza, nos activa todos los sensores para ponernos en marcha hasta alcanzar la cúspide de ese anhelo. Pero a veces, solemos confundir deseo con necesidad y creemos necesitar todo lo que nos apetece. Eso nos genera dependencia, apego, expectativas y frustraciones. Porque, claro, no todo es como lo imaginamos. Tenemos el afán de soñadores y un gran apetito. Pero detrás de cada sueño hay una lucha, un proceso, una transición. Creo que todo lo que se nos presenta en el camino llega con intención de enseñanza. De ahí que debamos interpretar signos y aprender a separar deseos de necesidades, expectativas de realidades.
El mundo en el que vivimos nos hace consumistas por naturaleza. Sin darnos cuenta, nos genera dependencia en todos los ámbitos de nuestra vida. Nos hace egoístas sin saberlo, puesto que depositamos en los demás la responsabilidad de nuestra felicidad o logros.
Es muy difícil, si uno no está equilibrado, poder cambiar la forma en la que vemos y tratamos al mundo. Con equilibrio me refiero a una búsqueda interior, un entendimiento de libertad y amor para con uno mismo.
No se puede exteriorizar algo que no está dentro nuestro.
No comprenderemos al otro si no sabemos sobre nosotros mismos.
Encontrar La Paz en nuestros pensamientos nos hará libres, y podremos dar y comprender las libertades de los demás.
Es nuestra naturaleza.. No encasillarnos en estereotipos, esquemas. No somos un producto, ni somos objetos. No debemos nada a nadie porque a nadie pertenecemos.
La felicidad reside en soltar..
Cuando soltamos, estamos abiertos a todo lo que pueda llegar..
Cuando abrimos las alas, volamos..
Cuando abrimos el corazón, amamos..
Somos sanos en espíritu. Somos transparentes.
Amar es verdad, es crear, confiar, es extender una mano tanto para acompañar como para dejar ir.
Cada uno tiene su propia búsqueda, y los caminos suelen bifurcarse. Pero es el mismo sentimiento el que vuelve a unir.
No es algo que podamos fabricar, modificar, estirar, ni romper. Es libre, es verdad y es propio.
En cuanto encontremos eso en nosotros mismos, comprenderemos.. Y el amor siempre nos encontrará a nosotros.