Volver a casa me hizo dar cuenta del tiempo que estuve ausente.
Tanto en otros países como acá mismo.
Lejos para un abrazo, una palabra a tiempo, una mirada cómplice.
Las ausencias no siempre tienen que ver con distancias.
También uno puede estar presente aún en otra franja horaria.
Volví al lugar donde nací. Junto a las personas que me hicieron ser lo que soy. Aquellos que durante 22 años me brindaron todo el cariño, y son el claro reflejo de lo que puedo ser hoy.
En este tiempo fuera, aunque parezca corto, aprendí muchas cosas. Incorporé nuevos hábitos. Intercambié risas y buenos modales. Desarrollamos capacidades extraordinarias para divertirnos en una ciudad que se apagaba a las cinco de la tarde. Y, sobre todo, entendimos que la vida es como uno se la toma, que hay que saber interpretarla y descubrir todos sus matices. Nuestras necesidades cambiaron, también el orden de nuestra lista de prioridades.
Al volver, decidí abrir esa puerta del placard donde durante años conservé mis mejores momentos en pedacitos de papel, tickets de conciertos, recuerdos plasmados en fotos, banderas. Gente de la que sólo conservo una carta pero hicieron de bisagra en momentos claves en mi vida.
Decidí con amor que no podía llevarme todas esas vivencias a cuestas, en mi espalda. Y que es hora de dejarlas ir. Pero donde quiera que yo vaya sentiré ese calor al recordar lo que alguna vez significó esa amistad, ese amor de adolescente, esos primos que sólo ves en verano.
Me sentí agradecida.
Supe en ese instante que uno no elige a su familia, pero si pudiera hacerlo, la elegiría sin pensarlo. Porque es el orgullo de portar este apellido, que no es sólo un nombre propio, sino sinónimo de bondad, amistad, esperanza, lucha, perseverancia, optimismo, grandeza, amor.
Gracias a la enseñanza de estos valores, hoy veo los premios de haber ganado tantos amigos, tanta gente linda la cual me rodea, me apoya, y me empuja a crecer.
Me encantaría hacer una lista interminable de cada una de esas personas. Ponerles sus nombres y apellidos, el sobrenombre con el cual lo acogí, un adjetivo que pudiera identificarlo con rapidez.
Pero en esta oportunidad sólo quise expresar mi agradecimiento de esta manera.
Hagamos nuestra parte..
Para vivir en paz,
para amar,
para creer,
para avanzar,
para soñar,
para cumplir,
para encontrar frente a frente a ese amigo, ese hermano, abrazarlo y sentirlo cerca siempre.
Gracias!!! Felicidad para todos ellos. Brindo, por nosotros, los que no conozco, los que necesitan que brindes por ellos y les envíes esa energía.
Por un increíble año nuevo!